martes, 27 de diciembre de 2011

El Deja Vu, Caracas, Yorvit y otras perlas

Estos últimos días del año han sido bastante movidos, en todos los ámbitos. No voy a entrar en detalles escabrosos, tales como el récord de visitas a las morgues venezolanas, o la otra marca -casi olímpica- del precio del pan de jamón. Me quiero referir exclusivamente al tema beisbolístico.


Esta temporada ha sido bastante peleada. Ejemplo de esto es la tabla particular al día de hoy, 27 de diciembre de 2011: 1 clasificado, 1 eliminado, 6 equipos peleando un puesto.
No creo que haga falta que mencione el espectacular desempeño que ha tenido el equipo de los Tiburones de La Guaira, tampoco es necesario hablar de la decepcionante temporada de los Bravos de Margarita.(con Don Baylor, peloteros de renombre y lo demás), ya eso es harina de otro costal.

Pero si un equipo ha tenido toneladas de papel escrito esta temporada, son los Leones del Caracas. El equipo comenzó el año con la noticia de que no renovaría a Dave Hudgens en el cargo de mánager, con todo y que quedaron a un paso de la final en la 2010-2011. Conociendo la inestabilidad de la novena felina en cuanto a sus técnicos (Recordemos cuánto duraron Carlos Subero o Frank Kremblas) no era de sorprenderse. Días después de este anuncio, sucedió algo que siempre llenará de incertidumbre a los caraquistas: Un polémico cambio múltiple, que involucraba a José Castillo y Jackson Melián. Fueron enviados a Margarita y Caracas recibía a Yorvit Torrealba. Además Carlos Maldonado hizo sus maletas hacia el Zulia, a cambio de Wladimir Sutil. A finales de junio los fanáticos recibimos la terrible noticia: Josh Kroeger se lesionó y no podría venir a jugar en la pelota criolla.

Bueno, como dice la canción, si del cielo te caen limones... El problema es que ya el equipo ha vivido cientos de veces esta situación. Al comenzar la temporada, el 12 de octubre, sentí que sería un año ya vivido, y que no sería nada agradable. La directiva capitalina trajo un mánager -de cuyo nombre no quiero acordarme- que tuvo la brillante idea de traerse como importado a uno de sus hijos. En lo particular nunca he visto esta estrategia como correcta en el deporte. Falta de estrategias, importados de bajo rendimiento y un montón de lesiones fueron las claves de una temporada para el olvido.

Cuando el daño estaba hecho, vino Rick Sweet a sustituír al señor que debe ser pichirre, porque no me acuerdo de su nombre. Okey, seguían los mismos problemas, pero con un mánager "un poquito" más arriesgado. En la recta final de la temporada, con un Caracas casi de último (sólo Bravos estaba peor), los bates empezaron a despertar. Jesús Guzmán se echó el equipo al hombro, junto a Raúl Padrón, Corey Wemberley, Jesús Aguilar (una estrella en ascenso, cabe destacar) y los demás. Un equipo casi desahuciado se metía en la pelea por el quinto (y hasta el cuarto) puesto de la tabla. El cuerpo de pitcheo se hacía cada día más sólido, los abridores llegaban al quinto episodio ganando, la fanaticada regresó al estadio, los "car'e bolsa" dejaron de sentir vergüenza... Todo iba bien... ¿O serían patadas de ahogado?

Viernes 23 de diciembre, a eso de las 4 de la tarde. Juego Caribes-Leones en la UCV. Octavo Episodio. El ambiente tenía días caldeado por algunas decisiones arbitrales que generaron inconformidad en la afición y en el dugout capitalino. El ponche a Yorvit Torrealba sería la gota que derramó su vaso. Al protestar el ponche, es expulsado por Darío Rivero Jr., árbitro principal en ese encuentro. Torrealba decide encararlo y soltarle una airada protesta con gritos e insultos (se le podían leer los labios clarito) y Rivero se mantuvo firme en su decisión, casi inmutable, respondiendo con una serenidad que hasta pudiera catalogarse como pedante (aunque no fue tonto, nunca se quitó su careta), como debería actuar cualquier árbitro.

Todo iba "normal", hasta que la mano derecha de Yorvit se estrelló contra la careta de Rivero. Ahí se acabó el beisbol. De la cueva felina no salió nadie a sacar a Torrealba del terreno -como suele pasar en ese tipo de situaciones- y el público coreaba el nombre del cátcher a manera de apoyo, mientras que al umpire agredido sólo le coreaban un "Sucio, sucio" que retumbaba en las paredes del Universitario.

¿Opiniones? De todo pude leer gracias a la cuenta de Twitter @caraquistas. Muchos repudiaron la violencia. Otros argumentaban que "Yorvit es humano y puede alterarse". No faltaba uno que dijera "Bien hecho, pa'que sea serio", como diciendo "Si no haces lo que te digo, te escoñeto y listo". Por ese tipo de cosas, los caraquistas hemos ganado muy mala fama.

Ah, pero eso no quedó ahí, ahora faltaba esperar la sanción de la LVBP. Tres días después se anunció que Yorvit Torrealba quedaba suspendido por 66 juegos (los tres que le quedan a Caracas esta temporada y todos los 63 de la 2012-2013), así que sería una sanción de una ronda regular completa. Otra vez vendrían las discusiones: "Tenían que suspenderlo de por vida", "¿Por qué no lo botan de Grandes Ligas también?", "Ese fue el gran cambio que hizo el Caracas", "Deberían sancionar a los árbitros malos"... En fin...

¿Mi opinión? Desde el principio se veía que Caracas tendría una de sus temporadas más mediocres (si el término cabe), ya hemos vivido los "geniales" cambios, como aquel de Miguel Cairo (en aquel momento una estrella en ascenso vertiginoso) por Dilson Torres (un lanzador prácticamente quemado). Perder a Castillo, Melián y Maldonado fue dejar al desnudo la ausencia de herramientas en las canteras caraquistas, pues la receptoría quedó desprotegida y sin respaldo al pitcheo, al igual que algunas posiciones tanto del cuadro como de los jardines.

En cuanto a los mánagers, me hubiera quedado con Hudgens. No sé qué argumento privó para no renovarle el contrato, pero sea como sea, no había excusas.

Y con lo de Torrealba... Bueno, la verdad él nunca me ha convencido como pelotero. Es muy grandes ligas y todo, pero no sé. Además, ya él traía un historial violento, incluso en las Mayores. Bastante que criticamos a Ugueth Urbina como para caer con uno igual o hasta peor. Sí, ya sé, me van a decir que Carlos García escupió a un árbitro. Yo vi ese juego, y sí, lo escupió. Que lo sancionen por el bien de la liga y del espectáculo. Pero con este catcher el asunto va más allá. Tiene puesta una camiseta que pesa mucho, con una historia de miles de páginas, con la fanaticada más exigente del país. Cuando esa camiseta duele, se demuestra jugando, haciendo todo por ganar, gritando para estimular a los muchachos en la cueva, animando al público... No con un bofetón a un árbitro! Y para ser sinceros, aspiraba a una sanción de 50 juegos y una multa millonaria (porque eso le dolería más que estar sin jugar una temporada en Venezuela, si ya lo hizo varias veces con Bravos, o sea).

Espero ahora que la directiva de los Leones replantee su esquema para la temporada que viene, ya este año no hay mucho que hacer. Por cierto, un saludo al señor Luis Ávila, presidente del equipo, y a Ricardo Cisneros, accionista mayoritario debutante en esta temporada.

Dicho esto, continuamos.

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