sábado, 14 de noviembre de 2015

La complejidad de las solidaridades

Es hora de desempolvar este blog, y lástima que sea por un tema tan duro y triste. La noche de ayer, 13 de noviembre de 2015, el mundo vio con indignación cómo un grupo de terroristas (el Estado Islámico parece haber enviado a esta gente) se inmolaba en París, matando a muchísimas personas, ya sea mediante hombres bomba o tiroteos. Las cifras superan las 120 víctimas fatales. Enseguida las redes sociales se llenaron de mensajes de solidaridad, Facebook habilitó la opción de colocar en la foto de perfil el tricolor francés, en Twitter el hashtag #JeSuisFrance se quedó en los primeros puestos... Ahora bien, resulta que un día antes en Beirut, Líbano, ocurría algo similar. Dos hombres se volaron en mil pedazos, matando a 40 personas e hiriendo a 200 más. El movimiento en las redes sociales fue nulo. ¿Por qué? Así lo veo yo.

Comencemos por el principio. Todos estos hechos que involucran muertes de inocentes son igualmente repudiables. Cada persona que muere por estos incidentes tiene dolientes, cada sociedad sufre con estos atentados, cada país llora a sus caídos. De aquí en adelante, no pretendo hacer ninguna comparación entre hechos y acontecimientos. Simplemente es lo que creo que sucede cuando el mundo se solidariza con unos e ignora a los otros.

Francia es un país europeo que todos quisiéramos visitar. Unas ciudades hermosas, una cultura muy rica, historia que dejó legados en toda la humanidad... Un país cuya sociedad cada día se hace más diversa y abierta en el tema cultural y religioso. Nadie puede dudar que Francia termina siendo un importante ejemplo de sociedad y paz. Casi nunca nos enteramos de sucesos sangrientos, como muertos por asaltos o guerrillas internas o cosas así. Es obvio que de manera repentina dos tipos se suicidan con no sé cuántos cartuchos de dinamita, matando a todos a su alrededor y el mundo se impacte. Es como decir "Pero si esa gente no se mete con nadie". Se activa una solidaridad inmediata.

Vamos a Líbano. Es un país pequeñito ubicado en el Medio Oriente. Desde que el mundo es mundo (como suele decir mi padre), en esta zona las guerras son el pan nuestro de cada día, y siempre por las mismas causas: Territorio y religión. Desde que tengo uso de razón, no recuerdo haber visto un solo día de tranquilidad en esa parte del planeta. Fotos de niños con ametralladoras, líderes políticos amenazando a países, grupos armados dando comunicados... ¿Qué genera esto? Una sensación de "costumbre", de que allí no pueden vivir si no se están cayendo a plomo. Obviamente, cuando se presenta un atentado tan atroz como el ocurrido el 12 de noviembre, nadie lo tomaría en cuenta, al menos no para masificar una solidaridad.. Y lamentablemente lo mismo pasa en el caso venezolano.

En Venezuela no hay una guerra con otro país, ni conflictos por territorio, ni masacres por temas religiosos, ni nada de eso. Aquí el tema es que, con una impunidad tan alta, los criminales hacen de las suyas como les da la gana. Un país en el que cada semana asesinan a más de 100 personas por razones absurdas como el robo de un celular o "porque me miró feo" debería ser sin dudas motivo de alarma mundial... Pero no es así, ni siquiera nos alarma a nosotros que vivimos acá. ¿Por qué? Porque nos acostumbramos. Lo peor es que ya justificamos estas muertes: "¿Para qué se compró ese aparato tan caro?" o "¿Cómo se le ocurre salir a esa hora?". Y ni siquiera se nos ocurre decir "Yo soy Venezuela" en Twitter o Facebook. 

Pero hay otra cosa. Si la tragedia es causada por un fenómeno natural, posiblemente sí se activen las solidaridades. Un terremoto, o un derrumbe, o la explosión de una planta de combustibles, creo sin temor a equivocarme que cuando esto pasa en cualquier parte, la solidaridad se activa de inmediato. Fíjense, por ejemplo en Chile pasa algo muy curioso. Hace poco hubo un temblor muy fuerte, de 8.4 en la escala Richter (si mal no recuerdo). Esto alarmaría a todo el mundo, sin embargo la gente (empezando por los propios chilenos) se lo tomaron con soda, con calma. Lo que más asustaba era la posibilidad de un tsunami. Esto pasa igualmente en Japón, zona súper sísmica. 

Lo que puedo intuir es que las solidaridades ante hechos trágicos son inversamente proporcionales a la frecuencia en que éstos se susciten en determinados países. Si en Londres empezaran a matar a 100 personas a la semana por la inseguridad seguro el mundo se alarmaría, o si en Caracas llegara un loco con dinamita y se volara en pedazos, también tendría impacto al menos en las redes. Por otra parte, fíjense cuando un adolescente con complejo de Rambo desata una masacre a tiros en una secundaria estadounidense. Antes uno se alarmaba, ahora uno pregunta "¿Otra vez?". 

Las solidaridades son complejas. Espero sus comentarios.

2 comentarios:

  1. La solidaridad no es compleja solo que como az mencionado la personas se acostumbran y les parece que unos cuantos muertos es Cosa de todos los días, pero el que muera 100 o mas personas en un n pais mas pacifico si es algo por lo Cual preocuparse. Simple

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