jueves, 10 de mayo de 2012

Precampañas, liderazgos, "Yo no voy a votar" y demás especies...

En tiempos de una precampaña única en la historia venezolana, en la que dos polos opuestos se disputan el futuro político del país, las opiniones y posturas quedan cada vez más marcadas. Por una parte, Hugo Chávez (no el PSUV, Hugo Chávez), un sector político con mucho poder, billete e influencias, pero con la gran debilidad de que no hay un equipo de trabajo que pueda sostener el llamado "Proyecto Socialista", ya que todo empieza y termina en el líder. En la acera de enfrente, un proyecto de Unidad, que en un proceso de primarias abierto dio como resultado la candidatura por consenso nacional de Henrique Capriles Radonski, un candidato de hablar moderado, que se sostiene en la necesidad de cambio de un gran sector de la población, más que en un discurso polarizante y de confrontación; todo esto apoyado por otros líderes políticos (por ejemplo Pablo Pérez, Gobernador del Zulia) y un montón de partidos políticos.

Del lado Chavista, su estrategia de campaña es agrupar a los suyos, con discursos radicales, de confrontación. No buscan "enamorar" a los mal llamados Ni-Ni, por el contrario, quieren desanimarlos a votar, al igual que a muchos opositores que desconfían -y con razón- del Consejo Nacional Electoral. En el argot militar sería "mantener nuestras tropas y que las del enemigo se vayan rindiendo", ven más difícil sumar votantes nuevos a favor que debilitar a los votantes en contra. Del lado opositor la estrategia, si bien es moderada es más atrevida. Además de agrupar los votos de diversas vertientes del pensamiento democrático, se intenta enamorar a los Ni-Ni con propuestas nuevas, buscando el sentido común, y se acerca a sectores que aunque apoyan a Chávez, se muestran descontentos e inconformes con los 13 años de gestión. 

La imagen del líder único que indiscutiblemente tiene Chávez puede ser un arma de doble filo. Su gran ventaja es que en las bases todas las miradas se centran en un solo candidato. "Lo que diga es ley" sería una forma de explicar ese pensamiento. No se cruzan los discursos ni las estrategias a seguir, pues las dicta una sola persona. Cuando dice "Por aquí hay que ir" todos los suyos le siguen. Ahora bien, no se nos olvide que Chávez es humano, y actualmente está pasando por un tratamiento médico muy delicado y que por experiencia sabemos que es impredecible en cuanto a resultados finales. Al ser el único líder, no tiene un apoyo cierto y tangible en un equipo de trabajo confiable. El único factor unificador del chavismo es Chávez, nadie más. De ahí para abajo se divide en los que apoyan a Cabello, los que siguen a Maduro o los que creen en Jaua -por poner tres ejemplos-. Estas divisiones son prácticamente irreconciliables, y en caso de que faltase el líder, todo el aparataje político interno del partido se derrumbaría en una guerra de poder. Lo peor es que en esta situación, quien pierde es la base, la gente que no tiene cargos, el chavista de a pie, pues. 

Del lado opositor el liderazgo tiene muchas vertientes, unificadas hoy en el proyecto de Unidad. Si bien el candidato es uno solo (Capriles), esa posición se respalda en distintos liderazgos, como por ejemplo la gente de Leopoldo López, el sólido bloque zuliano encabezado por Pablo Pérez, la fuerza larense de Henri Falcón, las maquinarias de Acción Democrática y Copei, entre otros. Si el candidato se tambalea, ahí estarán ellos como factor de estabilización. Claro, en la Mesa de la Unidad hay debate, discusión, diferencias, incluso choques -hay que ser muy ciego para no ver esto- pero aunque esto suceda, todos se sienten obligados a darle al votante la mayor confianza de que montarse en el Autobús es la salida más idónea a la situación del país. En cuanto al candidato, su liderazgo se estableció con más de 3 millones de votos en unas primarias históricas, es decir, no es autoimpuesto. Su discurso intenta ser diferente al de su adversario político, sin los adjetivos innecesarios, sin choques, sin confrontación. Se basa en plantear algunas soluciones a los principales problemas del país. Como comenté antes, sus palabras buscan generar un enamoramiento en sectores opuestos o indecisos. Es como un cortejo. Es buscar ser el candidato que merecen los venezolanos y no el que quieren los opositores más radicales.

Hablando de radicales, aún se ven por las redes sociales, reuniones políticas, en el extranjero, algunos que se atreven a decir "Si Capriles no es contundente yo no voy a votar por él". Supongo que cuando me definen la palabra "Contundente" querrán decir "formapeos" -perdonen la palabra-, o "radical". Por ejemplo, si Chávez dice algo, que brinque encima Capriles y empiece a insultar y gritar. Ante estos casos tengo mis preguntas. Si Capriles empieza a replicar a cuanta cosa diga o haga el gobierno -incluyendo trapos rojos-, ¿Eso cambiaría la situación del país? ¿El gobierno echará para atrás? ¿Los chavistas van a darle sus votos a la oposición? ¿O es que lo mejor contra un Chávez es un Chávez azul-azulito? Generalmente estas personas aún dicen que el candidato debió ser Diego Arria, y seguro ni siquiera le dieron su voto en las primarias. Creo que el balance de votos debe explicar lo que quiere la mayoría, y se los aseguro, la mayoría no quiere el discurso encendido y de enfrentamiento ciego y radical. Obviamente, el nuevo gobierno debe tomar medidas para acomodar los entuertos, pero la campaña es para enamorar con buenas y nuevas propuestas. Las acciones se ejecutan cuando se haya ganado. Es lógico, ¿no?

A ver cómo se los explico... Vamos a obviar al lado oficialista, ellos ya tienen su estrategia lista... creo... Veamos para acá. El candidato opositor puede ser el tipo más impresionante del mundo, le cae bien a todos, habla como todos queremos que hable, o sea, el papá de los helados... Los voceros del gobierno enmudecen, tiemblan, lloran, cada vez que el tipo habla... Ajá, pero ¿Cómo pretenden que ese candidato perfecto le gane a Chávez cuando nadie sale a votar por él? Señores, lo dije en un post pasado. Las primarias eran para votar por el que nos diera más nota, eso sí, a partir de ese momento tendríamos que votar por el que debemos votar. Ese era el trato. 

Si un candidato no me gusta es Ismael García -alcaldía de Libertador, Caracas-, pero para mí, como ciudadano, es más efectivo cambiar presidente y alcalde, y después, si ponen la torta, se hace más seguro cambiarlos a futuro y poner alguien mejor de una lista más amplia. Para mí lo más importante es cambiarle el color político al poder actual, y después, todos juntos, ir acomodando a este tan golpeado país.

Ah, posiblemente unos chavistas me quieran dejar insultos y lo único que dirán será Viva Chávez, me hablarán de las encuestas y todo lo demás. Permítanme decirles que cuando Datanálisis (por decir una) dice alguna cifra que los desfavorece, son unos apátridas, lacayos del Imperio, pagados por la CIA y todas esas cosas que se decían en los años 70. Ahora "son encuestadoras serias" porque dicen que van ganando por equis ventaja. Ese no es el punto de este post. Además, no me insulten, creo que hablé bonito de "su lado", sin necesidad de descalificar, ofender o insultar. Invitados están todos a comentar, con argumentos serios, piensen como piensen. Sólo les pido respeto, no a mí, sino a quienes les leen. Dicho esto, continuamos...

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